El hombre en busca de sentido


La recomendación de la semana es de Lourdes Vadillo, profesora de inglés. Se trata de una lectura dura, pero poderosa: El hombre en busca de sentido del psiquiatra Viktor Frankl. 


Tener acceso a las experiencias vividas por los prisioneros de los campos de concentración nazis a través de los relatos llevados a cabo por ellos mismos no deja de ser un ineludible e ilustrativo acceso el problema del mal; pero si, encima, quien nos narra sus experiencias en estos campos del terror es un afamado psiquiatra, la profundización en la maldad y en la capacidad de resistencia a la misma por parte del ser humano no deja de hacernos parte de semejantes traumas. Esto es lo que hace el magnífico libro de Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder. 


Como dice el propio autor y protagonista de la obra, por tratarse de una autobiografía, “los mejores son los que murieron al principio”. Y es que todo el sistema de campos de concentración nazis con los que se pretendió llevar a cabo la solución final al problema judío –así lo entendían los asesinos- no tenía por único objetivo eliminar de la existencia a los judíos, sino, y esto es casi más abyecto, someterlos a tal grado de degeneración humana que, una vez situadas las víctimas en umbrales casi insospechados de sufrimiento, se pudiera lograr de ellas una respuesta a este mal sufrido en forma de complicidad con el mismo. 


Hacer degenerar al ser humano era el objetivo fundamental de los campos de exterminio, objetivo al que todo prisionero solo podía resistir a raíz de un originario pacto con el bien absoluto que prohibiera a dichos prisioneros sufrientes responder al mal de igual manera. Hacer esto –responder al mal con más mal- habría sido la victoria definitiva de los diseñadores de tal diabólica solución final.

Una oportunidad que Librarium nos brinda para hacernos reflexionar.

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