En el año 2015, la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de febrero Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología. Desde entonces, se realizan distintas actividades en torno a esta fecha para visibilizar el trabajo de las mujeres que se dedican a las áreas STEM (o STEAM)
Para conmemorar este día, el grupo de 3º A ha realizado la actividad “Cuentacientíficas”, con la que trasformamos las princesas de los cuentos clásicos en científicas. Una idea ofrecida en los materiales de la página 11defebrero.org.
El famoso cuento de "La Princesa y el guisante" escrito por Hans Christian Andersen, que todo el mundo recordará, podría tener muchas versiones.
Os dejamos nuestra versión de "La Científica y el guisante".
Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa “de verdad”. Para encontrarla dio la vuelta al mundo, pero no halló ninguna que le pareciera suficientemente buena, de manera que regresó muy decepcionado a su castillo. Un día de tormenta llamó a la puerta una mujer empapada que pidió que le dieran cobijo. La mujer que llegó al castillo era una científica. A primera vista no se nota la diferencia entre una científica y una princesa, pues sigue siendo una mujer empapada por la tormenta que necesita cobijo en el castillo. La reina, que estaba desesperada por encontrar una esposa para su hijo, a ver si de esta manera podía dejar de ser reina y retirarse después de tantos años de mandato, ordenó que le prepararan una habitación. Recordando una prueba que le habían contado, aunque sin mucha esperanza en el resultado, escondió debajo de la cama un guisante y pidió a los sirvientes que colocasen más de veinte colchones encima. Para subir a semejante cama colocaron también una escalera bien larga. Durante la cena la reina interrogó a nuestra científica. De todas las preguntas que la reina le hizo, una le sorprendió especialmente: ¿Cómo es que usted camina sola en semejante tormenta? ¿Le habría hecho la reina la misma pregunta a un hombre? Seguramente no. El príncipe había dado la vuelta al mundo buscando una princesa verdadera. ¿Acompañó alguien al príncipe en ese viaje en el que más de un día habría lluvia y tormenta? Es algo que intrigaba a nuestra protagonista y daba vueltas en su cabeza. Porque si algo caracterizaba a esta mujer era su capacidad de hacerse preguntas constantemente. Después de cenar, todos se retiraron a sus habitaciones.
La científica, al llegar a sus aposentos y ver aquel montón de colchones, sintió mucha curiosidad: ¿por qué hay tantos colchones en esta cama?, ¿se esconderá algo debajo?, pensó. Y ni corta ni perezosa, no paró hasta que quitó todos los colchones y encuentró … el guisante. Después, sobre un colchón bien cómodo, durmió tranquila de un tirón toda la noche. Por la mañana, agradeció la hospitalidad y se despidió de la reina y del príncipe, con el que por supuesto, no se pensaba casar, pues no lo conocía de nada. Y la verdad, tampoco le apetecía quedarse en el castillo, lo que a ella le gustaba era dedicarse a investigar, inventar y nunca, nunca dejar de ser curiosa.
Grabando el cuento en la radio del instituto